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Sanos vs dañinos

“Que tu medicina sea el alimento y el alimento tu medicina”, decía Hipócrates, quien en la Grecia antigua estableció las bases de la medicina moderna. 

 

 Los tratamientos han cambiado por completo: hoy los médicos desconocen los beneficios o daños que provocan los alimentos en la salud, pero para cada padecimiento nos prescriben un caudal de medicamentos que nos dejan secuelas en el organismo y cuestan “un ojo de la cara”.  Todo lo contrario de lo que postulaba Hipócrates: “si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño”. 

 

Son innegables los avances de la medicina, pero también las muertes por errores médicos, infecciones en hospitales, operaciones innecesarias y reacciones adversas a los medicamentos, además de la proliferación de distintos tipo de cáncer, cardiopatías, diabetes, obesidad y otros padecimientos que hace medio siglo casi no existían en México. 

 Se argumenta que la genética es responsable de que más de 70% de la población adulta en México sea obesa. ¿Pero por qué hace más 500 años no éramos obesos y comenzamos a serlo tan sólo hace 40 años? 

 

Junto con los factores genéticos también se heredan los estilos de vida. Ambos son modificables, pero la salud depende básicamente de nuestro estilo de vida, los factores ambientales y las decisiones que tomamos.

El sobrepeso y obesidad comenzaron a gestarse desde que en el campo mexicano se instaló el monocultivo, con su arsenal de agrotóxicos, y cuando las empresas nacionales y transnacionales introdujeron en nuestra mesa la comida industrializada, modificándonos el gusto a través de diversos aditivos químicos. 

 

En menos de 50 años, refrescos, pastas, pan, pastelillos y galletas, entre otros productos elaborados con harina y azúcar refinadas, se arraigaron en nuestra cultura alimentaria, desplazando aguas frescas, maíz, manteca, frijol y hierbas procedentes de la milpa.  

 

Hoy estas empresas deciden los precios, variedad y tipos de alimentos que consumimos, mientras año tras año aumentan los porcentajes de diabetes, cáncer, daños cardiovasculares, entre otros padecimientos. 

Todos tenemos derecho a comer sano

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